jueves, 5 de abril de 2012

En tierra de nadie.

Se han dado varias circunstancias para tan larga ausencia desde la inauguración de este blog. Podría decir que no he tenido tiempo o que un maravilloso e inolvidable viaje a la costa mexicana me ha mantenido ocupado. Podría poner mil excusas más, pero lo cierto es que he estado inactivo por la falta de inspiración. La verdad es que le daba vueltas y no encontraba realmente un tema apropiado, o sobre el que pudiese extenderme lo suficiente como para publicar un artículo decente. Finalmente, caí en la cuenta de que nunca había escrito sobre una de las historias que más me han conmovido y fascinado en mi vida. Así que, tras este breve preámbulo, ahí va. Esta es la historia de Alexander Supertramp.

Christopher McCandles es un jóven universitario estadounidense con una familia ordinaria. Durante toda su vida ha seguido los deseos de sus padres. En 1990, tras finalizar sus estudios, decide donar todo su dinero a obras de caridad, se deshace de todas sus pertenencias salvo de las necesarias y se embarca en el viaje de su vida. ¿Su objetivo? Alaksa. Al inicio de su viaje, Christopher se deja atrás cualquier documento que le identifique y adopta el nombre de Alexander Supertramp.

Así, su viaje a través de diferentes estados de la costa oeste hasta llegar a su destino podría definirse como la evolución del personaje de Alexander desde su renacer hasta su madurez. Lo que el tenía en mente era cortar los lazos afectivos con su pasado, dejar atrás una sociedad meramente consumista, y entrar en contacto con la naturaleza. Simplemente eso, vivir una experiencia real, pura y única. Y realmente lo consigue, pero no como él esperaba. Pensaba que para alcanzar la felicidad no le hacía falta nadie, solo la naturaleza y Alexander, como uno solo. Sin embargo, conforme su viaje avanza, entabla lazos que creía banales, que no necesitaba, aprende de diferentes personas y llega a extrañarlas, hasta el punto en el que se da cuenta de que: "La felicidad solo es real cuando se comparte."


He tratado de hacer una breve introducción para conseguir atrapar a los curiosos que lean esto, pero sin revelar demasiadas cosas. No se si lo he conseguido. Si no es así, mis disculpas. Para los que les interese, el libro se titula Hacia rutas salvajes de Jon Krakauer. En 2007 Sean Penn dirigió una película del mismo nombre. Os recomiendo ambos, sobre todo porque las imágenes de dicho largometraje, los podréis ver en muy pocos lugares.

Puede parecer una historia sencilla, pero espero que os deis cuenta, como yo lo hice, de lo mucho que hace reflexionar. No digo que vaya a cambiar vuestras vidas, pero os aportará un enfoque diferente para ciertas ideas, para ciertos temas. Y la verdad es que un punto de vista diferente nunca nos viene mal para darnos cuenta de cómo son realmente ciertas cosas.

Ya para ir terminando, y no extenderme demasiado, creo, sinceramente, que, aunque suene a cuento chino (y quizás alguno que conozca la historia lo entienda), muchos tenemos un, digamos, Alex Supertramp escondido en nuestro interior. En unos estará más a flor de piel, en otros oculto, muy hondo, a penas visible. Pero creo firmemente que, aunque sea levemente, a quien conmueva esta historia, es porque la entiende de verdad.

Nada más que decir. ¡Larga vida al kiwi!

2 comentarios:

  1. Uno de los personajes que más me han inspirado, estoy de acuerdo en que, como dices, todos tenemos un McCandless en nuestro interior. La banda sonora (de Eddie Veder) es también muy buena y motivante. Larga vida al Kiwi!

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  2. Pues ahora te sigo. Ponte las pilas. ;)
    PD. Qué bien escribes, dear.

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